El mes de diciembre despierta la devoción de aquellos grupos de poder político que quieren oficializar normas y contratos cuestionables. Saben que la magia de la Navidad de alguna manera adormece la vigilancia ciudadana y agiliza el contubernio político. En estas semanas, el ataque, rápido, silencioso y certero, algo de lo que no es capaz en otro momento la gestión pública, fue dirigido a la Amazonía y a la Llaqta de Machupicchu. El Congreso, atacó a la Amazonía; cambió un procedimiento de la Ley Forestal. Ahora, las propiedades o posesiones no requerirán evaluación técnica para el cambio de uso del suelo, es decir, si tengo mi predio en la selva, lo puedo usar como me venga en gana sin la necesidad de la opinión técnica del Ministerio del Ambiente. Podré poner ganado o agricultura aunque mi terrenito tenga, por ejemplo, aptitud forestal. El otro ataque ha sido dirigido hacia Machupicchu. El Ministerio de Cultura firmó un contrato con la plataforma Joinnus, a quien eligió a dedo para q
Mi relación con la gente del bosque y del río amazónico ha sido intermitente y circunstancial. Aún así, fui capaz de disfrutar todos los encuentros. Es posible que ello tenga que ver con la naturaleza de mi trabajo: repartir bienes. (¡Quién no es tratado de lo mejor cuando lleva y entrega cosas!). Sin embargo, el disfrute que experimenté tiene crédito, además, en mi carácter alegre, espontáneo y abierto. El secreto para disfrutar de la gente del bosque y del río y de su carácter afable, es acercarse y fluir en todo cuanto hacen y piensan; hay que ser parte de. No se vale aparecer, enseñar, corregir, juzgar o dogmatizar. A la selva, y a su gente, hay que conocerla con la intención de aprender. Llevo más de diez años con la gente del bosque y del río y no temo idealizarla. Inapropiado sería no hacerlo, o hacerlo sin conocerla. Yo me he indianizado, no por moda, sino porque es el único camino que nos queda para salvar este planeta. Mi experiencia con la gente de la Amazonía está precedi