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Las carreteras en la Amazonía y las lógicas que las sustentan

Toda carretera está fundamentada en una lógica. El principal insumo de una carretera no es la grava, sino la visión de quienes la construyen y usan. Empero, no hay un entusiasmo homogéneo sobre las carreteras; hay varias lógicas, algunas complementarias o contradictorias, y otras excluidas. Precisamente, estas últimas, que corresponden a los pueblos indígenas amazónicos, tienen el potencial de convertirse en el paradigma sostenible que las carreteras, y el planeta, requieren. ¿Y cuál es esa lógica salvadora? La gente del bosque y del río amazónico utiliza las carreteras para el disfrute social. 

A continuación, algunos argumentos de las lógicas estatal, colona, conservacionista e indígena amazónica. Incluyo, además, cuatro lógicas perniciosas que deben desaparecer cuando transitamos por las carreteras. Finalmente, digo que sí a las carreteras, pero...  

Dos mujeres matsigenka, en la ciudad del Cusco, listas para abordar su transporte al Manu. Setiembre de 2022

La lógica Estatal

Según el Estado peruano, toda carretera es necesaria para la integración. El discurso fuerte es “el cierre de brechas de conectividad”. El argumento más sólido, es la equidad en el acceso a los servicios públicos, básicamente, a la salud y a la educación. 

Sin embargo, en la práctica, detrás del discurso, están los intereses de grandes empresas constructoras a quienes les importa más la obra (las utilidades) que el uso o el impacto de la misma. Están, además, los intereses de los poderes internacionales, nacionales, regionales y locales. Los poderes internacionales, ven la Amazonía como un obstáculo o por lo menos como un territorio que hay que atravesar para lograr la integración interoceánica. Para el resto de poderes, la Amazonía es vista como una despensa “sin dueño y sin ley” que está disponible solo para actividades agrícolas, pecuarias, comerciales y extractivas. 

Dentro de la lógica Estatal, cabe distinguir, por su impacto, los intereses locales. Hablo de los gobiernos municipales, de los alcaldes y alcaldesas que, bajo el discurso de “estamos alejados”, “nos tienen olvidados” y “las oenegés prefieren el bosque al desarrollo”, construyen, muchas veces fuera de la ley, carreteras de penetración para satisfacer las demandas de comerciantes, extractivistas y, posiblemente, cocaleros ilegales que han financiado sus campañas.

Desde luego, la lógica del Estado alberga un espacio para la conservación ambiental, aunque es pequeño, ineficiente y está proscrita por la actual política económica. Pero, curiosamente, cuando esta lógica toma protagonismo, es decir, cuando debe opinar sobre si pasa o no una carretera por un área natural protegida, entonces se vuelve intransigente, centralista, legalista, cerrada, burocrática, sorda y, por tanto, desarticulada o desfazada de la dinámica de las poblaciones indígenas amazónicas, en cuyo territorio, usualmente, permanecen.

La motocarga ha ganado popularidad en todo el Bajo Urubamba. Comunidad nativa de Kirigueti, octubre de 2022

La lógica del colono 

Las municipalidades y sus carreteras, legales o ilegales, sustentan la lógica colonizadora. La gente que coloniza la Amazonía, en general, tiene tres procedencias culturales: quechua-altoandina, mestiza amazónica o ribereña y mestiza citadina. La persona colona, llega cándida “al valle” o a “la montaña” mediante las carreteras. Pero, no llega para vivir, sino para extraer, para hacer negocio, para solventar la parte de su vida que está en la ciudad o en su lugar de origen. La persona colona ve la Amazonía como una despensa transitoria y no como un hogar, por eso construye viviendas vetustas y provisionales.   

La persona colona, para penetrar en esta despensa, para explotarla, requiere de las carreteras. Mientras ingresa, cree que tiene el derecho a posesionarse, invadir y negociar el territorio ajeno. La gente colona, llamada “punáruna” por los indígenas matsigenka, viene con una lógica agropecuaria expansiva: deforesta aquí para luego deforestar más allá. Viene, además, con una lógica mercantil extractivista: trae mercadería de fuera y saca los recursos de adentro, sin consideración. 

Es falso pensar que la gente colona desconoce la dinámica ecológica de la Amazonía, al contrario, la conoce muy bien, por experiencia y persistencia. Incluso, podría conservar el bosque y hacerlo sostenible, pero, le gana su ambición disfrazada de “necesidad”; le gana su racionalidad productivista, expansiva y comercial. Prefiere la superación social a costa de la sostenibilidad ecológica.  

Para entrar a la selva, hay que llevar panes y queso, costumbres de colonos. Quillabamba, abril de 2023

La lógica conservacionista

De todas las lógicas que he de mencionar, esta es la única que se opone abiertamente a las carreteras, ya que proclama una visión prístina e inmaculada de la diversidad biológica. Su potente discurso tiene llegada por la evidente desaparición de los hábitats amazónicos. Sin embargo, su enfoque es naturalista, por tanto, el hombre, el ser humano, la especie humana, está proscrita de este edén florístico y animal. Paradójicamente, quienes sostienen esta lógica, quieren preservar otras especies, menos la suya. 

Otra paradoja, es que las oenegés ambientalistas están financiadas por grandes corporaciones o filántropos que ya han destruido los bosques o viven en el consumismo de las ciudades. Estas personas no viven en la Amazonía, por lo tanto, no la conservan para la gente originaria, sino para la humanidad que representan. En este punto, los conservacionistas más francos y consecuentes, con todos sus arrebatos extractivistas, son los indígenas amazónicos. Si los potentados quieren ser consecuentes, hace falta que vivan como indígenas, en medio de las relaciones sociales amazónicas, a ver si su postura conservacionista se mantiene.

La lógica oenegera, conservacionista, al poseer un enfoque biológico-naturalista, cientista, rechaza otras visiones más integrales u otras ontologías sobre la interrelación entre las especies y la naturaleza. O sea que la lógica conservacionista actual no toma en cuenta la visión indígena, sea porque no le interesa, no se ajusta a sus intereses, la desconoce o la considera irrelevante. Pero, eso sí, a veces su influencia condiciona, a su favor, la opinión de los líderes y de las organizaciones indígenas. 

Un paseito mientras el clima lo amerita. Sepahua, enero de 2017

La lógica indígena amazónica

Para la gente del bosque y del río amazónico, las carreteras son la extensión de lo que eran y son los ríos y las trochas. O sea que, la gente indígena amazónica utiliza las carreteras para pasear, disfrutar de la ruta, contemplar el entorno, visitar a sus familiares y paisanos, llevar y traer dones, compartir, ir a jugar fútbol y, visitar la ciudad para deslumbrarse o resolver temas judiciales, educativos y de salud. La carretera, como la trocha y el río, es un canal más para el disfrute y el gozo del vivir. 

Así también, en la práctica, la carretera permite la presencia de los rescatistas de productos agrícolas y de los comerciantes, con quienes, por la constancia, se tejen relaciones de reciprocidad y parentesco (aunque ello también sea una estrategia colonizadora). Como en el caso de las trochas y los ríos, para la gente indígena, las carreteras en la Amazonía son, sobre todo, puntos de conexión social; permiten el disfrute de la vida. 

Por momentos, sin embargo, la lógica indígena sobre las carreteras se distorsiona en boca de los líderes y líderesas. Dicen que están en contra porque han perdido su identidad cultural y sus territorios. Todo esto es falso. No están en contra de las carreteras, porque, en la práctica, las utilizan para su beneficio. No han perdido su identidad cultural, como les hacen creer los conservacionistas culturales, sino que la han re-producido, re-creado y re-inventado, y eso no es pérdida, como pensaría un banquero en quiebra, sino ganancia, fortaleza y adaptación. No han perdido sus territorios, sino que el estado-nación nunca fue capaz de reconocerles uno y, cuando lo hizo, en retazos por aquí y por allá, no fue capaz de otorgar todas las garantías y autonomías. Por ello, si el discurso de los y las líderes indígenas amazónicos está en contra de las carreteras, es porque no opinan ellos o ellas, sino las oenegés que los financian. Por tanto, hay una distancia entre lo que dicen los líderes indígenas sobre las carreteras y lo que hacen con ellas. 

Reunión de motocarros para evento deportivo. Pucallpa, febrero de 2023

Lógicas perniciosas

Hay lógicas que deben acabar cuando transitamos por las carreteras. La primera, es la lógica de la “camioneta 4x4”. Quienes conducen estas camionetas, son personas intransigentes, prepotentes y abusivas. Van a toda velocidad echando polvo a la gente, disparando piedras con sus llantas, siempre apurados e impacientes, como si el tiempo solo fuera para ellas. Llevan en su tolda a la gente indígena sin consideración ni misericordia, como animales. Son los patanes de las carreteras. Con esta lógica, muchas veces, entramos a la Amazonía.

La segunda, es la lógica del “plantón”. Cuando una planta crece en un lugar, se adapta a las condiciones del entorno, en cambio, un plantón, un trasplante, transforma el lugar para recrear sus condiciones de origen. El plantón, va a la selva y no le gusta lo que ve y oye, por tanto, la cambia a su manera, a su comodidad, y no es capaz de adaptarse al medio ni a la lógica imperante. Plantones son todos y todas los funcionarios públicos, comerciantes y citadinos que, abrumados por la selva y sus “peligros”, quieren adecuarla al estilo de vida confortable que tienen en las ciudades. En contraste, mientras que la gente de fuera vive como plantones, la gente indígena vive como plantas. 

La tercera, es la lógica del banquero ambicioso. Es aquella persona que ve la Amazonía como la solución a todos sus problemas económicos. Ve la selva como una gigantesca despensa que solo será agotada en sus manos. La selva no es su hogar, es su negocio, su trabajo, su esperanza para subir socialmente y crecer económicamente. Banqueros, ambiciosos y conchudos, son todas aquellas personas que llegamos a la Amazonía para extraer y no para aprender. 

La cuarta, es la lógica del “no me mires, no me toques”. Es, obviamente, la postura conservacionista, tanto ambiental como cultural. El fundamento de esta lógica es la pérdida de la biodiversidad y de la identidad cultural. Parecen banqueros en quiebra, porque dicen que su saldo siempre es negativo: hay déficit de especies y de tradiciones culturales. Esta lógica no es capaz de ver, en las plantas, en los animales y en la gente, las ingeniosas y transcendentales estrategias de adaptación para la continuidad del disfrute del vivir.

Resumiendo: todas estas lógicas tienen una postura intransigente con la lógica de la gente del bosque y del río amazónico. Para todas estas visiones, la lógica indígena es una traba, un atraso y un peligro. 

Rollizos de madera paseando por la ciudad. Pucallpa, junio de 2017

En conclusión

Sí a las carreteras, pero… con el predominio de la lógica indígena y la desaceleración de las demás lógicas. Las carreteras son una herramienta para el disfrute y el compartir, para socializar y aprender mientras las personas pasean y visitan. La carretera tiene que ser un instrumento del buen vivir y no una herramienta de extracción y despojo.

…Con territorios indígenas autónomos, saneados. Ojo, no hablo de comunidades ni de ANP o Reservas, sino de territorios indígenas. Es decir, que la gente del bosque y del río amazónico vea qué le conviene y qué no, pero genuinamente, sin la captura de su opinión por parte del Estado, de las industrias extractivas y de las oenegés conservacionistas. 

…Con un sistema de vigilancia ciudadana y Estatal que garantice la integridad de los territorios indígenas ante cualquier amenaza de invasión, posesión o transacción. En otras palabras, que el Comando Conjunto de las FF.AA., que opera en la Amazonía, no solo cuide los intereses de las industrias extractivas, sino que también garantice el territorio indígena y a sus defensores. O sea que las FF.AA. estén al servicio de la gente indígena. 

…Con un sistema sociocultural indígena amazónico afianzado. Es decir, que la gente del bosque y del río reproduzca su forma de disfrutar la vida a través de las carreteras. Debemos descentrar la visión económica extractivista. Es momento de agregar la visión indígena del vivir disfrutando, porque, en cuanto esta lógica se apodere de las carreteras, entonces la Amazonía estará bien.

Donaldo Humberto Pinedo Macedo

Villa de Sepahua, martes 11 de abril de 2024.


A veces los autos no soportan el rigor de las carreteras amazónicas. Kosñipata, julio de 2022

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