Ir al contenido principal

Proyectos energéticos y pueblos indígenas: Dos caras que deben ser de la misma moneda

A lo largo de las últimas semanas hemos asistido a un desborde mediático que posibilitó desenmarañar las negociaciones entre las empresas extractivas y el Estado peruano por el control de nuestros recursos energéticos. Sin duda, son dos los casos más sentidos por la población que vive en el sur peruano: la exportación del Gas de Camisea y la posible construcción de la Hidroeléctrica del Inambari, pero ¿qué tienen que ver estos proyectos energéticos con los pueblos indígenas? Hay más cosas en común de lo que uno generalmente supone. Es más, considero que hay una agenda en común.

En primer lugar, después de tanto refrito en torno al proyecto Camisea, quedan algunas cosas claras: El grueso del Gas de Camisea está destinado a la exportación; aunque hay decreto supremo, ello no asegura la dotación de gas para el sur andino; el gobierno peruano esquiva una negociación firme y contundente con el Consorcio Camisea; a pesar de estar en medio de la tormenta, el Consorcio no sufre ni un poquito la “presión” del gobierno y las amenazas de los presidentes regionales del sur.

En segundo lugar están los desastres medioambientales que generaría la posible construcción de la hidroeléctrica del Inambari, cuya producción energética será destinada preferentemente al pujante estado de Acre, en Brasil. El gobierno peruano ya firmó una carta de intención con Brasil al respecto y hace poco otorgó a una empresa de capitales brasileños una concesión temporal para los estudios de impacto respectivos. El pleito se lo ha comprado la alcaldesa de Caravaya (Puno), aunque el proyecto involucra también a Cusco y Madre de Dios.

Ahora bien, estos dos proyectos energéticos se desarrollan sobre territorio indígena. Camisea en el Bajo Urubamba, territorio de los grupos que conforman la familia Arawak (matsiguenka, yine, ashaninka). Inambari en la cuenca del mismo nombre, la que fue, antes de los caucheros, territorio ancestral de los indígenas Ese Eja y Harakmbut, ahora ocupada por inmigrantes de origen quechua altoandino. Bueno, si estamos de acuerdo que el territorio constituye el hilo articulador de lo que somos y que las organizaciones indígenas defienden este derecho a toda costa porque al mismo tiempo aseguran el manejo de sus recursos, entonces ¿Cuál es la opinión de las organizaciones indígenas respecto a los proyectos energéticos exportadores de Camisea e Inambari? Es bastante obvio, esta opinión no existe. Pero de antemano, la pregunta en sí me parece injusta.

Como saben, la Constitución Política del Perú no contempla los términos “pueblos indígenas” y “territorio ancestral indígena”, en cambio, los ha unido en el término legal bastante inseguro y nominal de “comunidades nativas”, el que no permite, entre otras cosas, tener injerencia sobre los recursos naturales del subsuelo, ya que estos pertenecen al Estado. Por lo tanto, la actual legislación peruana delimita el rol de los pueblos indígenas y el de sus organizaciones a la de simple observadores de los proyectos energéticos, situación nada incómoda para el gobierno de turno y las industrias extractivas transnacionales.

Los grandes ausentes o mejor dicho los observadores a la fuerza de la discusión energética surperuana, solo atinan a exigirle a las empresas extractivas cosas puntuales. Los matsiguenka del Bajo Urubamba le exigen al Consorcio Camisea que admita las consecuencias de los sucesivos derrames y pague las indemnizaciones respectivas, mientras esperan sentados que la municipalidad distrital de Echarati ejecute el 30% de canon que les corresponde. En la otra cuenca, en Madre de Dios, los indígenas harakmbut y matsiguenka le han dicho no a la empresa Hunt Oil, la misma que intenta realizar sus exploraciones en el último reducto Harakmbut, la Reserva Comunal Amarakaeri. En el río Inambari ni se diga, allí los indígenas amazónicos contemporáneos ya no tienen injerencia.

Tampoco tiene sentido exigirles a los pueblos indígenas y a sus organizaciones una opinión o mayor participación en la discusión energética, esto por una simple razón: Está lejos el día en que el gas de Camisea llegue a sus casas o se conecten a una red eléctrica pública. Es más, no interesa si el gas o la electricidad se van a México, Canadá, Brasil, Lima o Cusco, porque el resultado de la ecuación es la misma: los recursos que salen de su territorio no son para ellos. Considero que las organizaciones indígenas son muy fuertes y sólidas cuando defienden sus territorios y recursos ante las intenciones de exploración y explotación de las industrias extractivas, pero languidecen seriamente cuando se trata de defender el destino final de esos recursos.

La situación actual, que no me parece la más adecuada, me lleva a reflexionar en lo siguiente: las organizaciones indígenas deberían consolidar posición y acción en toda la cadena productiva energética, es decir, no sólo tener presencia en las fases de identificación (¡en esta no la tienen!), exploración y explotación, sino también en el resto de la cadena, es decir, en las fases de transporte, transformación y distribución del gas o de la energía eléctrica. Aún más, deberían direccionar esa cadena o incluso redefinirla. Pienso que las organizaciones indígenas deberían, en mi escenario ideal, liderar las actuales negociaciones entre gobierno e industrias extractivas. No debe estar lejos el día en que las organizaciones indígenas pongan las reglas de la negociación y las condiciones en que debe caminar la cadena productiva energética que empieza en sus territorios. ¿Cómo llegamos a eso? Esa es la agenda.

Cusco, 07 octubre de 2009.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Cosmovisión y Religiosidad en Sociedades Amazónicas en un Contexto Histórico

Los psicoactivos como fuente de la espiritualidad y la cosmovisión indígena (Charla preparada para los estudiantes del programa “Pueblos Indígenas y Globalización”, de la organización World Learning, School for International Training, ofrecida en la ciudad del Cusco, Perú, el día jueves 12 de marzo de 2015) Dudo sinceramente de que el poblador amazónico (el indígena ancestral) haya sido un hombre religioso en el sentido que hoy se entiende, es decir, pegado a un dogma y recreando de manera constante y disciplinada un conjunto de rituales estructurados por una institución tutelar, y dirigido por una élite teológica orgánica. Pensar que el indígena amazónico se sujeta a esto va contra sus principios de independencia y libertad. Más bien considero que es un ser espiritual, uno que a lo largo de su existencia logró aprender a interrelacionarse con otros seres más poderosos o inferiores a él, pero que sin embargo reconoce en tanto influye y transforma su vida.  Otra idea de

"Wanamey, el árbol de la vida". Relato de origen de los Wachiperi

Versión de Alejandro (Darikiking) Jahuanchi. Desde su origen, los pueblos indígenas, como los Wachiperi, Toyeri, Sapiteri y Arakmbut del Cusco y Madre de Dios, son todos hijos de la noche e hijos del día. Cuando después de la oscuridad se hizo la luz y el Ojo Universal (El Sol) iluminó la tierra, apareció la humanidad y con ella aparecieron los animales antiguos como el jaguar, la serpiente, el oso, el mono. Las aves aparecieron después y son fruto del árbol de Wanamey, y son la procreación de Wanamey. Durante muchos, muchos años vivieron inocentes, no conocían el pecado ni el mal, ni había diferencias de ideas políticas, ni guerras, todos vivían en armonía y en paz. Los animales y los hombres vivían  juntos sin miedo los unos de los otros, todo era armonía, convivían juntos, pero cuando el hombre comienza a desarrollarse culturalmente empieza el desequilibrio, las guerras y el desorden, los abusos y los asesinatos, los hombres y los animales dejan de convivir y comienzan a mat

Los extinguidores de la cultura Wachiperi

Hace más de 10 años que conozco a los habitantes de la comunidad nativa de Queros, y recientemente a los de Santa Rosa de Huacaria, en el distrito de Kosñipata, provincia de Paucartambo, Cusco. Ambos comparten un hilo cultural que se está debilitando paulatinamente hasta quebrarse si antes no ponemos los puntos en claro. En estas comunidades viven los indígenas amazónicos autodenominados Wachiperi, antes conocidos como Huachiperis, que son una rama dialectal del pueblo Harakbut. Los antropólogos y otros especialistas de la cultura han determinado que los Wachiperi están volteando la indeseable curva de la extinción cultural. La población quechua y mestiza local, y en general la opinión pública, también advierten sobre la "pérdida de la identidad indígena”, incluso, dada la situación, los niegan como indígenas. Así pues, es consenso entre los extraños que los Wachiperi están en extinción. Por momentos este discurso científico y popular alcanzó las mentes de los Wachiperi, quien

Gobierno Territorial Autónomo de la Nación Wampis. Comentarios a su estatuto

Hace algunas semanas leí que se había formado el "Gobierno Territorial Autónomo de la Nación Wampis". La noticia me llamó la atención de inmediato. La idea responde a un intento de aplicar el Convenio 169 de la OIT y la Declaración de las Naciones Unidas para los Derechos de los Pueblos Indígenas en un país como el Perú. Esto es inédito, considerando que estamos frente a un Estado mestizo, centralista, excluyente y ampliamente condicionado por una democracia liberal. Así que la sola idea de un Gobierno Autónomo, cuyo territorio estaría controlado por un grupo de indígenas amazónicos, es revolucionaria. Al menos esa fue la primera sensación que tuve al leer el titular de la noticia, pero cuando revisé el estatuto me di cuenta de que estaba frente a un escenario bastante conservador. Es cierto que el documento es una fórmula legal específica y novedosa, pero se somete a la soberanía y a las leyes del Estado peruano. El aspecto específico o particular es la inclusión de

Cada vez hay menos pescado en el río Urubamba

Porque antes se pescaba para comer y ahora se pesca para vender ¿Por qué las comunidades nativas del Bajo Urubamba se quejan de que ya no hay pescado como antes? ¿Por qué el nativo requiere más tiempo o tiene que recorrer mayores distancias para pescar? La respuesta está en la creciente demanda de pescado para el consumo local ¿De dónde viene esa demanda? ¿Qué la genera? Claramente son los efectos indirectos de las actividades extractivas, específicamente del proyecto de gas de Camisea.  Como uno se puede imaginar las empresas que conforman el Consorcio Camisea operan con una logística impresionante a lo largo del río Urubamba. Diariamente transcurren botes fuera de borda y embarcaciones de gran capacidad de carga conocidas como "chatas". A esto se suman los botes de la Municipalidad Distrital de Echarati, que pasan y repasan el Pongo de Mainique hacia el Bajo Urubamba para abastecer las obras de infraestructura financiadas por el canon. ¿Acaso el constante movi