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Atención de salud de indígenas amazónicos en los hospitales de la ciudad del Cusco, 2020-2021

Artículo de investigación.-

En el periodo febrero 2020 – agosto 2021 se ha incrementado la afluencia de personas de origen indígena amazónico a los hospitales de la ciudad del Cusco. Se trata, principalmente, de indígenas matsigenka monolingües que provienen del distrito de Megantoni (provincia de La Convención), quienes mantienen una relación de contacto reciente con la sociedad nacional

Donaldo H. Pinedo Macedo1 y Vilmanuel Díaz Vilca2

1 Maestría en Antropología Social 2020, Escuela de Posgrado de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco, Perú.

2 Escuela Profesional de Enfermería, Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco, Perú.

Descarga la versión PDF aquí (incluye notas al pie y bibliografía adicional)

Nota de los Autores

Donaldo H. Pinedo Macedo   https://orcid.org/0000-0002-0269-7097 

Los autores no tenemos conflictos de intereses.

Agradecemos a los Misioneros y Padres Dominicos del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado y de la Provincia Dominica del Perú, especialmente a la organización Selvas Amazónicas Perú de la Provincia Dominica de Hispania y al Centro Cultural José Pío Aza de los Padres Dominicos. También al personal encargado del seguimiento de pacientes indígenas amazónicos de la Dirección Desconcentrada de Cultura del Cusco, de la Gerencia Regional de Salud del Cusco, del Hospital Regional del Cusco y del Hospital Lorena del Cusco; también a la dirigencia del COMARU (Consejo Matsigenka del Río Urubamba), a lex jefex de las comunidades nativas de Kirigueti, Camisea, Shivankoreni y Nuevo Mundo, al personal de los Centros de Salud de las comunidades nativas de Camisea, Kirigueti, Nueva Luz, Kosñipata y Salvación, y a todas aquellas personas (médicos/as, enfermeros/as, personal de seguridad, personal administrativo, personal de limpieza) que pudieron ver la ternura de la selva en los confiados rostros que llegan a sus manos.

La correspondencia concerniente al presente artículo debe ser dirigida a Donaldo H. Pinedo Macedo. Email: 201426@unsaac.edu.pe

Resumen 

En el presente artículo analizamos la relación entre las poblaciones indígenas amazónicas y el sistema de salud público. Nuestros objetivos son: determinar las condiciones socioculturales de lex pacientes indígenas amazónicos que son atendidos en los hospitales de la ciudad del Cusco y analizar la respuesta del sistema de salud frente a la presencia de estas personas. La investigación presenta un diseño cualitativo no experimental y el uso del método etnográfico. Para recolectar los datos aplicamos entrevistas no estructuradas, observación participante y revisión de documentos. La información la obtuvimos de 18 casos concernientes a personas de origen indígena amazónico. El periodo de estudio fue desde febrero de 2020 hasta agosto de 2021. Los principales hallazgos son: la mayoría de lex pacientes de origen indígena amazónico pertenecen al pueblo matsigenka, solo hablan su idioma materno y presentan una relación reciente con la sociedad nacional. Así, el sistema de salud público responde de la siguiente manera: considera que el uso del idioma originario es importante para la atención sanitaria, pero no imprescindible. Asimismo, el personal de salud y administrativo actúan como un solo ente para gestionar la atención sanitaria. Por otra parte, lex pacientes son agentes pasivos, obedecen a las consignas y otorgan la potestad de sus cuerpos al personal de salud. Finalmente, el sistema de salud construye redes de solidaridad que coadyuvan a la atención sanitaria de lex pacientes de origen indígena amazónico.

Palabras clave: atención sanitaria, indígenas amazónicos, hospitales, matsigenka, Cusco 

Abstract

In this article we analyze the relationship between Amazonian indigenous populations and the public health system. Our objectives are: to determine the sociocultural conditions of the Amazonian indigenous patients who are treated in the hospitals of the city of Cusco and to analyze the response of the health system to the presence of these people. The research presents a non-experimental qualitative design and the use of the ethnographic method. To collect the data we applied unstructured interviews, participant observation and document review. The information was obtained from 18 cases concerning people of indigenous Amazonian origin. The study period was from February 2020 to August 2021. The main findings are: the majority of patients of Amazonian indigenous origin belong to the Matsigenka people, only speak their mother tongue and have a recent relationship with the national society. Thus, the public health system responds as follows: it considers that the use of the native language is important for health care, but not essential. Likewise, health and administrative personnel act as a single entity to manage health care. On the other hand, lex patients are passive agents, they obey the instructions and grant the authority of their bodies to the health personnel. Finally, the health system builds solidarity networks that contribute to the health care of lex patients of Amazonian indigenous origin.

Keywords: health care, amazonian indians, hospitals, matsigenka, Cusco 

Atención de salud de indígenas amazónicos en los hospitales de la ciudad del Cusco, 2020-2021

La relación entre la población indígena amazónica y el sistema de salud público de las ciudades está revestida de cierta complejidad, especialmente si hay una gran distancia epistémica entre ambos. Por ejemplo, mientras que algunas mujeres indígenas aún ponen en práctica lógicas tradicionales en el proceso del parto (Araujo Salas, 2017; Belaunde, 2020; Izquierdo & Shepard Jr., 2004), el sistema de salud moderno se ha construido para manifestar su lógica técnico-científica-instrumental e imposibilitar otras prácticas y conocimientos. Si la situación ya es compleja para los indígenas amazónicos que hablan su idioma y el castellano, el asunto empeora cuando se trata de personas que solo hablan su idioma originario y que, además, mantienen una relación oscilante con la sociedad nacional.

La etnografía contemporánea está aportando sustancialmente a la comprensión de esta complejidad. Por ejemplo, los recientes estudios de Aizenberg y Baeza (2019), Cantore y Bertoni (2021), Mendoza (2021) y Molina-Berrío et al. (2021), describen los estereotipos que el personal de salud de los hospitales citadinos construye sobre lex pacientes de origen indígena. El estudio de Juárez-Ramírez et al. (2020) identifica las barreras que deben sortear lex pacientes indígenas para realizar los trámites administrativos y acceder a los servicios de salud pública. Por otra parte, el estudio de Meneses-Navarro et al. (2021) sistematiza una experiencia que mejoró la calidad de la atención de salud de las mujeres indígenas en un hospital público.

Estas etnografías enfocan su atención en describir y develar la relación subordinada que se construye entre el personal de salud y lex pacientes indígenas, donde una serie de estereotipos, preconcepciones y prejuicios racistas, clasistas y xenófobos toman forma en el trato. También hay estudios más generales, como los de Fassin (2003, 2004), que analizan la influencia de la política en el sistema de salud público. 

Aunque las etnografías antes mencionadas y las propuestas de Fassin han servido para enriquecer la discusión, nuestro punto de partida fue conocer la condición social de lex pacientes indígenas amazónicos y la respuesta institucional que ofrece el personal de salud y administrativo. Así, nos planteamos las siguientes preguntas: ¿Cuáles son las características socioculturales de lex indígenas amazónicos que llegan a los hospitales de la ciudad del Cusco? Y ¿Cómo responde el sistema de salud público frente a la presencia de estas personas?

Entre febrero de 2020 y agosto de 2021, periodo marcado por la emergencia sanitaria que ocasionó el Coronavirus, hemos realizado el seguimiento de 18 casos vinculados a personas indígenas amazónicas que llegaron a los distintos hospitales de la ciudad del Cusco.  De esta forma, el objetivo del presente artículo fue determinar la condición sociocultural de dichas personas y analizar la respuesta del sistema de salud público.

El primer hallazgo evidencia que la mayoría de pacientes indígenas amazónicos referidos a los hospitales del Cusco, provienen de la cuenca del Bajo Urubamba (distrito de Megantoni, provincia de La Convención), pertenecen al pueblo indígena matsigenka, son monolingües (solo hablan su idioma materno) y su situación de contacto con la sociedad nacional es reciente. 

El segundo hallazgo evidencia que el sistema de salud responde o funciona bajo los siguientes criterios: el manejo del idioma nativo por parte del personal de salud es importante pero no indispensable; el personal de salud y el administrativo actúan bajo una estructura solidificada para atender a lex pacientes; el trato que ofrece el personal de salud induce a que lex pacientes sean agentes pasivos, obedezcan a las consignas y otorguen la potestad de sus cuerpos y; el personal de salud y otros agentes externos forman redes de solidaridad que apoyan a lex pacientes. 

Las conclusiones fueron: en primer lugar, la mayoría de personas indígenas amazónicas que son transferidas a los hospitales de la ciudad del Cusco, no hablan castellano y mantienen una relación reciente con la sociedad nacional. En otras palabras, se trata de personas que, junto a sus familiares y acompañantes, también monolingües, no tienen la menor idea de cómo funciona el sistema de salud público. 

Aquí entramos a la segunda conclusión: El sistema de salud público, conformado por el personal de salud y administrativo, impone sus prerrogativas de funcionamiento, lo cual implica considerar el idioma nativo como una necesidad básica y funcional, mas no imprescindible. Así también, el sistema de salud funciona como un ente corporativo cerrado y solidificado, en donde el personal de salud y el administrativo actúan en consonancia, sea para facilitar o demorar la atención sanitaria. En este contexto, a lex pacientes no les queda otra que delegar sus decisiones y el control de su cuerpo al sistema de salud público. Por otro lado, el trato del personal de salud hacia lex pacientes indígenas está marcado por una relación jerárquica -nosotros decimos neogamonal-, donde éstos ocupan una posición pasiva y obediente frente a aquéllos. Finalmente, el personal de salud y otras instituciones externas al hospital forjan redes de solidaridad para apoyar a lex pacientes y a sus familiares o acompañantes.

Método

El diseño de la investigación es el cualitativo no experimental. El método es el etnográfico. Para el acopio de la información se utilizaron entrevistas no estructuradas, observación participante y revisión de documentos (Aguirre Baztán, 1995; Hernández-Sampieri & Mendoza Torres, 2018; Restrepo, 2018). 

Las entrevistas fueron aplicadas a lex indígenas bilingües y al personal de salud y administrativo de los hospitales. La observación se aplicó, además de los grupos anteriores, a lex indígenas amazónicos monolingües. La revisión de documentos consistió en la lectura de artículos científicos relacionados al tema, la revisión de hojas de referencia hospitalarias y la sistematización de nuestras anotaciones de campo.

Se realizó el seguimiento de 18 casos, conformados por pacientes y sus respectivos/as familiares o acompañantes que vinieron de la selva amazónica del Cusco (distritos de Kosñipata, Manu y Megantoni, provincias de Paucartambo, Manu y La Convención, respectivamente). El periodo de estudio comprende desde febrero de 2020 hasta agosto de 2021 (19 meses). Los nosocomios considerados son: el Hospital Regional del Cusco y el Hospital Antonio Lorena del Cusco. 

Para el análisis de la información se utilizó el método etnográfico-analítico, que consiste en ordenar los datos en categorías de estudio y evidenciar situaciones, comportamientos y percepciones construidas en base a la descripción, la comparación y la interpretación (Hernández-Sampieri & Mendoza Torres, 2018).

Resultados

Condición sociocultural de lex indígenas amazónicos

En este subtítulo desarrollamos las siguientes categorías: procedencia de lex pacientes, el pueblo indígena al que pertenecen, la condición del habla y la situación de contacto con la sociedad nacional. En las tablas 1 y 2 incluimos los detalles.


Procedencia

Tomando en cuenta los casos de estudio, 72% de lex pacientes indígenas amazónicos atendidos en los hospitales de la ciudad del Cusco, provienen del distrito de Megantoni (La Convención, Cusco), 22% del Manu (Manu, Madre de Dios) y 6% de Kosñipata (Paucartambo, Cusco). El distrito de Megantoni se encuentra al norte del Cusco y los distritos de Kosñipata y Manu al este. 

Megantoni es un distrito joven (nació en junio de 2016 por Ley Nº 30481), pero es conocido por ser uno de los “más ricos” del Perú . Como fuera, Megantoni no tiene un hospital, así que su principal centro de salud, ubicado en la comunidad nativa de Camisea, recibe pacientes de otras comunidades de la cuenca del río Urubamba y afluentes, como por ejemplo Timpía, Cashiriari, Kirigueti, Nuevo Mundo, Nueva Luz, etc. Lex pacientes, dependiendo de la complejidad de su caso, son derivados/as al hospital de la ciudad de Quillabamba, luego al Cusco y, si la situación amerita, a la ciudad de Lima, la capital del Perú. 

Lex pacientes realizan un recorrido, por vía fluvial y terrestre, de más de 360 km desde el Centro de Salud de Camisea hasta los hospitales de la ciudad del Cusco. La ruta es la siguiente: Camisea – Ivochote, por vía fluvial, surcando el río Urubamba, de seis a ocho horas de viaje. Ivochote – Quillabamba, por vía terrestre, de tres a cuatro horas de viaje. Quillabamba – Cusco, por vía terrestre, de cinco a seis horas de viaje. Tomando en cuenta los descansos y los trámites de traspaso, el viaje dura entre tres y cuatro días. Así también, la ruta implica cambios de clima y pisos altitudinales: empieza en el piso ecológico de selva, de clima húmedo y cálido, a una altura de 350 msnm, y termina en el piso quechua, de clima seco y frío, a una altura de 3,400 msnm (Google Earth, 2021).

Lex pacientes que provienen del distrito del Manu (provincia de Manu, departamento de Madre de Dios), parten de alguna posta de salud de las comunidades nativas de Shipetiari o Shintuya, luego pasan al Centro de Salud de Salvación, hacen un alto en el Centro de Salud de Kosñipata (Provincia de Paucartambo, departamento del Cusco), y de allí son referidos a la ciudad del Cusco. Se trata de un recorrido por vía terrestre de más de 100 km, desde la selva alta, a una altura de 500 msnm, hasta el piso quechua, a una altura de 3,400 msnm (Google Earth, 2021). Con los descansos y trámites de traspaso, el viaje puede durar de dos a tres días. 

Lex pacientes que provienen de Kosñipata la tienen un poco más fácil. En este caso, la gente de las comunidades nativas de Queros y Santa Rosa de Huacaria asiste al Centro de Salud de Kosñipata, y de allí pasa a los hospitales del Cusco. Se trata de un recorrido por vía terrestre de 90 km (Google Earth, 2021). El viaje dura un día. 

Pueblo indígena de pertenencia

Según los casos estudiados, 89% de lex pacientes indígenas amazónicos pertenecen al pueblo matsigenka, 6% al ashaninka y 6% al wachiperi (ver Tabla 2). Sabemos que la gente matsigenka y wachiperi del distrito de Kosñipata viene constantemente a la ciudad del Cusco, al contrario de lex matsigenka y wachiperi de las comunidades nativas del Manu y lex matsigenka y ashaninka del distrito de Megantoni, quienes no tienen una afluencia constante, sobre todo si el motivo está relacionado con la salud. Pero bueno, allí están los números.

Cabe indicar que lex ashaninka y matsigenka pertenecen a la misma familia lingüística, la arawak (Ministerio de Cultura del Perú, s.f.). Esto quiere decir que comparten un mismo tronco idiomático y alguna similitud en las palabras. El caso de lex wachiperi es distinto. Se trata de un sub grupo que pertenece al pueblo harakbut, que es grupo y familia lingüística al mismo tiempo. Autores como Lyon (2003) y Moore (2020), han determinado que la lengua harakbut es distinta a las demás de la región suramazónica. 

Condición del habla

Según nuestros hallazgos, 89% de lex pacientes indígenas amazónicos atendidos en los hospitales del Cusco son monolingües, 6% trilingües y 6% bilingües (ver Tabla 2). Eso quiere decir que la mayoría de lex pacientes solo habla su idioma (el matsigenka o el ashaninka). 

Pero vamos, 89% de monolingües puede ser una cifra engañosa, porque tenemos que tomar en cuenta a lex acompañantes o familiares que vienen con lex pacientes, quienes, en la medida de lo posible, hacen el rol de intermediarios/as. Resulta que 61% de lex acompañantes es monolingüe y 39% bilingüe. En otras palabras, la mayoría de pacientes y acompañantes de origen indígena amazónico atendidos en los hospitales de la ciudad del Cusco, no hablan más que su idioma materno y, por lo tanto, no entienden ni dialogan con el sistema de salud público. 

Pero, ¿Por qué la mayoría de pacientes de origen indígena amazónico referidos a los hospitales de la ciudad del Cusco son monolingües? ¿Por qué lex indígenas amazónicos bilingües, que hablan su idioma y el castellano, presentan un bajo porcentaje de afluencia a los hospitales de la ciudad Cusco? Las respuestas requieren de un estudio diferente.

Situación de contacto

Resulta que 78% de lex pacientes de origen indígena amazónico atendidos en los hospitales de la ciudad del Cusco son pueblos indígenas en situación de contacto inicial (PICI). ¿Qué quiere decir esto? Que su proceso de interrelación con la sociedad nacional ha empezado recientemente (Inciso "c" del artículo 2º de la Ley 28736, Ley para la Protección de Pueblos Indígenas u Originarios en Situación de Aislamiento y en Situación de Contacto Inicial, promulgado por el Ministerio de Cultura el año 2006).  Desde nuestro punto de vista, la definición estatal sobre los PICI debe considerar que las personas en contacto reciente presentan grados de interrelación con la sociedad nacional, que puede ser inicial, esporádica, intermitente o fluida. Incluso, Pinedo Macedo (2015) afirma que no hay pueblos en aislamiento, sino pueblos con diferentes grados de interacción social con la modernidad. 

Pero bueno ¿Bajo qué criterios hemos determinado que 78% de los casos estudiados son PICI? Primero, porque son monolingües (no hablan ni entienden el castellano). Segundo, porque provienen de anexos o conjuntos familiares que están alejados de sus comunidades nativas de origen. Tercero, por las siguientes observaciones: no saben con exactitud sus nombres y apellidos que aparecen en sus documentos nacionales de identidad; conocen el dinero, pero no tienen idea de su valor (no sabemos cómo explicar que compran cosas con dinero, pero a veces son incapaces de diferenciar un billete de 10 soles con uno de 100 soles); desconocen completamente el modo en que funciona la medicina moderna, aunque les queda claro que las pastillas y vacunas curan o al menos eso intentan; no saben leer ni escribir castellano, o sea que no tienen ni idea de los recutecos administrativos y burocráticos de un hospital; no pueden desenvolverse en una ciudad poblada, ruidosa y transitada como es el Cusco (por ejemplo, no son capaces de cruzar la pista); el frío y la comida del Cusco les incomodan; extrañan a sus familiares, a sus animales domésticos y se preocupan por sus chacras y; no les queda otra que atenerse a las indicaciones o al trato que reciben del personal de salud.  

No hemos terminado de dar los porcentajes. Decíamos que 78% son indígenas en contacto inicial y el resto, 22%, son indígenas que tienen una relación permanente con la sociedad nacional, es decir, que conocen al derecho y al revés los recutecos de esta modernidad chola-andina-amazónica.

Funcionamiento (o respuesta) del sistema de salud público

En este subtítulo desarrollamos cuatro categorías: el idioma como vehículo de comunicación entre pacientes y el personal de salud, la solidificación del sistema de salud al momento de gestionar o realizar la atención de salud, el trato que ofrece el personal de salud a lex pacientes indígenas amazónicos y, las redes de solidaridad que se construyen en torno a la atención de lex pacientes. 

El idioma

Al principio, supusimos que el sistema de salud público de los hospitales del Cusco, reflejado en el personal de salud y administrativo, no estaba preparado para recibir a pacientes de origen indígena amazónico. Las principales razones fueron la ausencia de un idioma en común y la complejidad de los trámites administrativos, prácticamente ininteligibles, pero estábamos equivocados.

Sí, concordamos -y el personal de salud también- en que el diálogo en un mismo idioma es relevante para el tratamiento de la salud. Por ejemplo, para fijar un diagnóstico se tiene que contrastar la información que ofrece el/la paciente con las pruebas clínicas y los análisis de laboratorio. Sin embargo, cuando el idioma no es el mismo, entonces las decisiones médicas se basan en los antecedentes del/a paciente (hoja de referencia y en la historia clínica) y en los análisis clínicos y de laboratorio. En este caso, el idioma, por así decirlo, pasa a un segundo plano. Y si el idioma va a la trastienda, entonces la condición cultural también, aunque este es otro tema. 

Nuestro punto es que hay personal de salud que busca entablar un diálogo, una comunicación, un entendimiento con la gente indígena, ya que requiere información que pueda ayudar en el diagnóstico y en el tratamiento posterior, explicar los procedimientos a los que se va a someter el/la paciente, solicitar un consentimiento informado antes de una operación, o simplemente dar indicaciones. Así, bajo el objetivo de tener esa información o de proveerla, el personal de salud busca traductores/as dentro de los hospitales. 

Pero a ver, considerando que 67% de la población de la provincia del Cusco tiene como lengua materna el castellano y 32% el quechua (Instituto Nacional de Estadística e Informática [INEI], 2018, p. 38), preguntamos ¿Cuántas personas que conforman el staff médico, enfermero, técnico o logístico de los hospitales del Cusco hablan matsigenka o ashaninka? “Ninguna” sería una respuesta adecuada, pero “casi nadie” es mejor. Así es, casi nadie, porque conocemos dos personas, un enfermero en el Hospital Regional del Cusco y una obstetra que cumple funciones administrativas en la Gerencia Regional de Salud del Cusco, quienes hablan matsigenka. No conocemos a nadie que habla ashaninka. Pero claro, la función de ambos no es la de ser traductores, su trabajo es otro, pero a veces apoyan, así que, en un amplio rango de certeza, estas personas, aunque vitales, son insuficientes. 

A veces (pero esto es inusual) hay personas matsigenka que coinciden en un mismo piso u hospital. Una vez atendimos a una paciente que había llegado del Bajo Urubamba y no hablaba castellano, pero en otro piso del mismo hospital había otra paciente, cuyo papá era bilingüe, así que él nos ayudaba en algo con la traducción. Decimos en algo porque el traductor era varón y la paciente mujer, ambos hablaban una variante distinta del matsigenka y no todos los asuntos de la mujer se pueden contar a un varón desconocido. Pero felizmente apareció en el piso una paciente con una mamá matsigenka que vivía años en el Cusco. Fue cuestión de la providencia, porque esta persona, en adelante, nos ayudó mucho en la traducción y en el acompañamiento de nuestra paciente monolingüe.

Cuando no hay personal de salud disponible para hacer la traducción y tampoco indígenas alrededor, entonces el hospital busca apoyo de fuera. Por ejemplo, hubo el siguiente caso: Un paciente monolingüe estaba un mes en el hospital siendo tratado de su riñón y requería una operación quirúrgica para colocarle un catéter peritoneal, pero no podían explicarle la situación. No había traductores del idioma ashaninka (¡El paciente estuvo un mes sin traductor! ¡¿Cómo se comunicaba con el personal de salud?!), así que el médico residente, que había trabajado en el Bajo Urubamba, publicó en su Facebook el caso, solicitando el apoyo de las organizaciones indígenas para que manden un traductor. Dos de los autores del presente artículo acudieron al llamado, y no solo ayudaron con la traducción, sino que también se hicieron cargo del tratamiento posterior. El epílogo es que la operación fue un éxito.

Otro ejemplo sucedió recientemente, en el mes de agosto, cuando llegó una paciente al hospital. La joven matsigenka, monolingüe, estaba embarazada de tres meses y presentaba baja hemoglobina y anemia. Tanto lex médicos como el personal del área de asistencia social del hospital querían hablar con ella, pero claro, nadie hablaba matsigenka. Uno de los autores del artículo se enteró del caso, fue al hospital y brindó el teléfono de un traductor que estaba en la ciudad de Quillabamba. Durante tres días el traductor recibió las llamadas telefónicas de la ginecóloga, el médico, la obstetra, la sicóloga, la enfermera, la asistenta social… todex llamaban para poder conversar y comprender la situación. En los días que lex autores del artículo pudieron visitar a la joven, el personal de salud nos pedía que escribiéramos en un papel palabras en matsigenka, como “hola”, “siéntate”, “párate”, “¿Dónde te duele?” “¿Ya has orinado?” “¿Ya has defecado?”, frases que utilizaban para llevar el control sanitario. 

Para concluir esta parte, evidenciamos que el sistema de salud, aunque no tiene los recursos (quiero decir personal médico bilingüe), busca la manera de solucionar esta falencia, sea dentro del hospital o fuera de él. Y cuando cubre esta necesidad de comunicación, entonces en adelante solo requiere una comunicación funcional (algunas palabras para dar indicaciones), ya que para el diagnóstico y el tratamiento se priorizan los resultados clínicos y de laboratorio. Así, el manejo del idioma nativo por parte del personal de salud es importante, pero no imprescindible.  

La solidificación del sistema de salud

Con esto nos referimos a la forma unísona en que el personal de salud y el sistema administrativo funcionan o responden ante la presencia de lex pacientes indígenas amazónicos. Hemos observado que el personal de salud realiza la atención sanitaria amparado en dos criterios, el formal y el condicionado. 

Con el primero, el personal de salud exige la observancia estricta de los procedimientos burocrático-administrativos que el hospital estipula para la atención de todex. Con el segundo, el personal de salud decide, en base a las condiciones sociales de lex pacientes, qué procedimientos administrativos quedan a un lado y cuáles agilizar. 

Así, bajo cualquiera de los criterios aplicados por el personal de salud, sea el formal o el condicionado, el sistema administrativo del hospital se acomoda: Es rígido cuando hay exigencia y flexible cuando hay necesidad. 

A esto llamamos la solidificación funcional del sistema de salud público, porque el personal de salud y el administrativo actúan como si fueran un mismo ente, un sistema basado en decisiones y acciones corporativas. Cabe indicar que en este acomodo del poder salubre-burocrático no está incluido/a el/la paciente, ya que éste/a, a parte de estar fuera de las decisiones corporativas, tiene una posición subalterna e itinerante. 

También debemos aclarar que el criterio condicionado presenta un lado positivo y otro negativo. Por ejemplo, si las decisiones agilizan los procedimientos administrativos, entonces se trata de un criterio condicionado positivo, pero si las decisiones omiten deliberadamente ciertos procedimientos, entonces estamos frente al criterio condicionado negativo. Más adelante pondremos algunos ejemplos.

Ahora bien, la solidificación del sistema de salud tiene algunas peculiaridades. En principio, el personal de salud aplica el criterio formal a todex lex pacientes, pero a medida que se devela la situación social de éstos/as, aparece el criterio condicionado. 

En nuestro caso de estudio, a lex pacientes indígenas amazónicos se les aplicó el criterio formal y a veces el condicionado negativo, sin embargo, luego de que el personal de salud adquirió empatía y visibilizó la situación sociocultural de lex pacientes, aplicó el criterio condicionado positivo. Por ejemplo, un médico pediatra solicitó una radiografía para la paciente DTN, pero el hospital no contaba con este servicio porque el instrumento estaba averiado, así que el médico pidió a la acompañante (una matsigenka monolingüe de 21 años) que haga los rayos X en una clínica privada. Este trámite implicaba sacar a la niña del hospital en un taxi (la paciente dependía de oxígeno), llevarla a la clínica, hacerle los rayos X y retornarla al hospital. Un trámite que conllevaba alto riesgo para la paciente y una total incomprensión para la acompañante. La niña estuvo sin rayos X alrededor de cinco días, hasta que vino otra médico e hizo una referencia intrahospitalaria, es decir, refirió a la paciente a un hospital que sí tenía el servicio de rayos X y el asunto se solucionó rápidamente por mérito de la propia administración. 

El primer médico simplemente omitió o no quiso hacer el trámite, a diferencia de su colega, que movió todos los recursos disponibles de la administración de salud para atender la necesidad. Este es un buen ejemplo de cómo el personal de salud puede pasar de un criterio condicionado negativo a uno positivo, dependiendo de la voluntad de servicio que tenga y de la empatía que manifieste con el caso. 

Desde luego, la reproducción del sistema de salud solidificado tiene lugar cuando el/la usuario/a, en este caso el/la paciente indígena amazónico/a, desconoce por completo el funcionamiento y las características del sistema de salud. Por ejemplo, todex lex indígenas amazónicos que fueron atendidos a través del SIS (Sistema Integral de Salud), que son el 94% de los casos, desconocen completamente cuáles son los beneficios de su seguro. Esta situación es más latente en lex pacientes y acompañantes monolingües que no están familiarizados/as con la lógica y la complejidad de los trámites administrativos. 

Así, lex pacientes y acompañantes dependen de las indicaciones que reciben del personal de salud y del personal administrativo de los hospitales para utilizar su seguro. En otras palabras, el sistema de salud decide el alcance de la cobertura del SIS de acuerdo a los criterios condicionados que mencionamos arriba. 

Un tema recurrente en los hospitales es el desabastecimiento de medicinas que debe proveer el SIS, la falta de reactivos para los análisis de laboratorio, las constantes averías de los equipos de ecografía y rayos X, o la inexistencia del servicio de tomografía. El/la paciente y lex acompañantes, presionados por el personal de salud, tienen que conseguir las medicinas en las boticas o farmacias fuera del hospital, realizar los análisis en laboratorios privados recomendados por lex médicos, y pagar a las clínicas para hacer los rayos X, las ecografías y las tomografías. Aquí, más que un desabastecimiento real o una cómoda explicación de avería o de inexistencia del servicio, notamos la aplicación del criterio condicionado negativo por parte del sistema de salud.

Otro ejemplo resaltante es cuando el/la paciente es dado de alta. Aquí, lex médicos cumplen con su parte de autorizar el alta y emiten toda la documentación correspondiente, sin embargo, luego de ello, el sistema administrativo se detiene, es decir, nadie ofrece información o tramita los costos o las condiciones del retorno (contra-referencia) del/a paciente y de su acompañante a su lugar de origen. En los casos estudiados, solo hubo uno en que se hizo efectiva la contra-referencia: el paciente PYO y su mamá permanecieron en el hospital dos semanas después del alta, hasta que la administración consiguió una ambulancia que los llevó de regreso a Quillabamba, y desde allí la mamá tuvo que regresar por su cuenta hasta la comunidad nativa de Camisea. 

Esta situación fue excepcional por dos razones: porque el paciente era un niño recién nacido y las restricciones de movilidad generadas por la emergencia sanitaria impidieron que el paciente y la acompañante salgan del hospital a solucionar el tema por sí mismos (y aunque hubieran salido, no podrían haber resuelto la situación, ya que se trataba de personas en contacto inicial). Bajo este panorama, al hospital no le quedó otra que aplicar el criterio condicionado positivo.

Así, de acuerdo a los hallazgos, en esta parte concluimos que el sistema de salud público, conformado por el personal de salud y administrativo, se unifica para condicionar la atención de salud. En principio, la solidificación salubre-administrativa, que se forja en un plano autónomo y divorciado del/a paciente, es formal y estricto, pero a medida que se develan las condiciones socioculturales de lex pacientes, la solidificación flexibiliza el sistema, haciendo posible -o dilatando- la resolución de la salud. En este contexto, lex pacientes indígenas amazónicos desconocen sus derechos y deberes de salud o simplemente les son ininteligibles, por ello no les queda otra que someterse a las decisiones solidificadas y esperar la solidaridad.

El trato del personal de salud

Lex pacientes indígenas amazónicos y sus acompañantes monolingües son agentes pasivos cuando interactúan con el personal de salud. Nos referimos a que solo observan el movimiento médico que se genera a su alrededor y obedecen sin mayor cuestionamiento las consignas que les dan. 

Para ilustrar la situación, nos imaginamos un escenario de secuestro UFO, donde una persona es capturada por un platillo volador y allí, mientras vuela en el tiempo y en el espacio, lex secuestradorex, alienígenas con tecnología y conocimientos ininteligibles, hacen y deshacen en el cuerpo y en la mente del/a incauto/a. Podría decirse que la categoría de esta persona no sobrepasa la de un/a “conejillo/a de indias”, pero curiosamente ésta no se siente como tal, sino que más bien se pone a disposición de las circunstancias, es decir, delega a lex secuestradorex el poder de decidir sobre su cuerpo. En este contexto no hay diálogo, pero sí comunicación, o mejor dicho indicaciones. Una enfermera nos dio una explicación ilustrativa: “como no se les entiende nada, entonces no nos queda otra que hacer señas; es como tratar de comunicarse con sordo mudos”.

Aunque haya traductorex, la situación no cambia por las siguientes razones: por un lado, resulta complejo traducir la lógica técnico científica de lex médicos, salpicada de terminologías y explicaciones abstractas y, por otro lado, aunque el mensaje se haya entendido, lex pacientes aceptan las decisiones médicas porque confían o se sienten desbordados. Aquí no sólo hay una distancia epistémica insalvable, sino también la cesión de un poder sobre otro. 

De esta forma, tanto pacientes como acompañantes no preguntan, discuten o cuestionan las decisiones y el accionar de lex médicos, al contrario, implícitamente obedecen todas las decisiones que éstos/as toman, sin ningún tipo de cuestionamiento, no porque entiendan del asunto o estén de acuerdo, sino porque asumen que lex médicos, como interlocutores de la medicina moderna, tienen la intención de salvar la vida, de sanar la enfermedad y de acabar con las dolencias. Así pues, lex pacientes, de manera implícita, les otorgan a lex médicos -y por extensión a todo el personal de salud- la potestad de hacer y deshacer sobre sus cuerpos. 

Ahora bien, esta cesión del poder sobre el cuerpo no es total, dado que siempre hay resistencias o formas prácticas de contradecir posturas ininteligibles. Hemos observado casos en que pacientes o acompañantes monolingües, luego de escuchar las indicaciones médicas, hacían todo lo contrario mientras no tenían vigilancia o en cuanto salían del nosocomio. Por ejemplo, un paciente, luego de salir del hospital, jalaba constantemente un tubo instalado en su estómago por donde recibía su diálisis peritoneal. Para detener esta riesgosa manía, le advertimos que, si seguía jalando, el tubo saldría junto a todas sus tripas. Asunto solucionado.

Pero exceptuando estos casos de “rebeldía” o el criterio de independencia y discernimiento que poseen, en general lex pacientes de la selva “se dejan llevar” por los procedimientos del sistema de salud público. 

Debemos precisar que la situación es distinta con lex pacientes y acompañantes indígenas que son bilingües y pueden comunicarse en castellano. Estas personas tienen una idea un poco más clara del rol de lex médicos y de los procedimientos administrativos. Aquí no hay un escenario UFO, excepto en las situaciones de emergencia, donde el personal de salud toma decisiones autónomas para salvar la vida del/a paciente. 

En caso de enfermedades crónicas u otras situaciones que demandan tratamientos prolongados, lex pacientes bilingües y sus acompañantes pueden decidir sobre la continuidad de su tratamiento o interrumpirlo, a diferencia de lex monolingües, que no tienen ese poder. Así también, mientras son atendidos en los hospitales, lex indígenas bilingües tienen la facilidad de manifestar su acuerdo o desacuerdo con la atención sanitaria, y lo hacen de manera directa y frontal.

Otra ventaja de lex pacientes y acompañantes bilingües, al contrario de lex monolingües, es que pueden opinar o le prestan mayor atención al trato que reciben del personal de salud. Por ejemplo, algunas percepciones consideran que es difícil hablar con el/a médico principal del área, porque éste/a solo pasa una vez al día por las camas y habla de manera rígida y académica, y luego no se sabe más de él o ella. En cambio, siempre están lex médicos residentes e internos/as, quienes tienen una mayor interacción con lex pacientes, aunque muchas veces evitan a lex acompañantes. 

Para lex indígenas amazónicos bilingües, tanto las enfermeras como las técnicas en enfermería son indistinguibles y se las denomina de forma genérica como “las enfermeras”. Cabe indicar que, al interior de la estructura jerárquica del personal de salud, la distinción entre médico, enfermera y técnico/a es evidente, no solo por la posición que ocupan, sino por la manifestación concreta de su poder. 

Pero bueno, el punto es que lex indígenas bilingües tienen una opinión ambivalente sobre este grupo. Por ejemplo, dicen que hay enfermeras “malas”, porque hacen obedecer las normas y reglas del hospital de una manera severa, en tono de reclamo o increpación. También hay enfermeras “buenitas”, las que son más permisivas, conversadoras y preguntonas. Recuerdo las palabras del acompañante de una paciente que estuvo dos meses en el hospital: “en la mañana está la enfermera mala, pero en la noche viene la buenita”. 

En conclusión, lex pacientes indígenas amazónicos monolingües, al contrario de lex bilingües, ponen muy poca atención a la forma en que les trata el personal de salud, ya que simplemente “se dejan llevar” por las jerarquías existentes. Así también, lex pacientes monolingües, y paulatinamente los bilingües, delegan de manera implícita la agencia de su cuerpo al personal de salud. 

Las redes de solidaridad

Con esto nos referimos a las redes de apoyo que se generan al interior y al exterior de los nosocomios para atender las necesidades médicas, sociales y personales de lex pacientes indígenas amazónicos y de sus acompañantes. En este acto también participa la estructura administrativa solidificada, flexibilizando o agilizando los trámites para efectivizar el apoyo.

La primera red de solidaridad es la que se forja entre las enfermeras y lex pacientes. Cuando éstos demuestran una incapacidad de comprar las medicinas, artículos médicos, ropa, hacer análisis de laboratorio y otras situaciones que no cubre el SIS, entonces las enfermeras brindan o consiguen los artículos con su propio dinero, apelan a la voluntad de otros pacientes pudientes o utilizan sus propias redes sociales. 

El segundo eje de solidaridad es el que cultivan lex médicos y lex pacientes. Cuando aquéllos observan la situación de éstos/as, y siempre en consonancia con las enfermeras, quienes son las articuladoras de la solidaridad, lex médicos se involucran en los casos de manera personal, especialmente con las situaciones sensibles (neo natos, niños/as desnutridos/as, mujeres menores de edad embarazadas y mujeres con enfermedades terminales). Así, lex médicos ponen de su dinero o solicitan apoyo en sus redes sociales para comprar cosas que hacen falta, o ayudan de manera decidida para que los trámites administrativos (pruebas, análisis de laboratorio, medicinas, sangre) salgan a favor del/a paciente, flexibilizando así las facultades de la administración pública y del sistema de seguros.

El tercer eje de solidaridad se consolida a partir del propio sistema administrativo. Las enfermeras avisan el caso al personal del área de Asistencia Social de los hospitales, quienes visitan a lex pacientes, les toman datos y, de acuerdo al caso, solicitan la exoneración de pagos o tributos al hospital. Así también, publican en las redes sociales (generalmente Facebook) la situación del/la paciente para conseguir apoyo. 

El cuarto eje de solidaridad se constituye en el propio piso del/la paciente, o mejor dicho en la misma habitación, dado que comparte el espacio con otrex pacientes de distintos orígenes y condiciones sociales. Siendo un espacio colectivo, la información sobre la enfermedad también es pública, es decir, todas las personas del cuarto se enteran del estado de salud del/a vecino/a. Así, lex demás pacientes, al ver que ha llegado a la habitación una persona “nativa” o “nativita” que no habla castellano y que viene de comunidades alejadas, entonces le proveen de ayuda, brindándole artículos de aseo, invitándole comida, agua o avisando a las enfermeras y médicos cualquier eventualidad. 

Varias veces nos ha pasado que, al visitar a pacientes monolingües, eran las pacientes de las camas vecinas las que nos ponían al tanto de la situación: “que le falta esto, que el médico dijo esto, que cualquier cosa yo te aviso”. Se trataba de gente solidaria y preocupada por la situación ajena que, de hecho, a veces nos ofrecía mejor información que el propio personal de salud. 

El quinto eje de solidaridad son las personas e instituciones externas. La mayoría representa a instituciones públicas y privadas que trabajan en el área de procedencia de lex pacientes y familiares. Así, estas personas tienen conocimiento de la situación de salud y la condición social de lex pacientes y hacen seguimiento de los casos. 

La función principal de este eje de solidaridad es interactuar con el personal médico, realizar el seguimiento de lex pacientes y acompañantes, hacer las traducciones o conseguir traductorex, realizar los trámites administrativos y cubrir todas las necesidades que el sistema de seguros no cubre: alimentación del/a acompañante, estadía fuera del hospital, traslados en la ciudad, ropa para el frío, artículos de aseo personal, medicinas que no provee el SIS y gastos de retorno de lex pacientes y acompañantes a sus lugares de origen. 

El sexto eje de solidaridad son los familiares o conocidos de lex pacientes y acompañantes. En el caso que el/la paciente sea de las comunidades del río grande, donde hay población bilingüe, las posibilidades de obtener apoyo de familiares que viven en el Cusco o Quillabamba es mayor, sin embargo, en caso de que lex pacientes provengan de lugares alejados o de las cabeceras de las cuencas, el apoyo de familiares es inexistente. 

Ahora bien, el hecho que haya seis ejes de solidaridad, no quiere decir que estén articulados. Muchas veces actúan de manera independiente. Por ejemplo, lex médicos y enfermerex desarrollan su propio círculo de solidaridad, y solo cuando sus facultades se ven limitadas (no entienden el idioma nativo) o aplican el criterio condicionado negativo (exigen la devolución de la sangre que utilizó el/la paciente, dieron de alta al/la paciente o éste/a ha fallecido), entonces solicitan la intervención de los agentes externos. En todo caso, la articulación de las redes de solidaridad es posible cuando las partes involucradas conocen la selva amazónica del Cusco y han trabajado con las poblaciones indígenas.

Para concluir, consideramos que lex pacientes indígenas amazónicos que tratan su salud en los nosocomios de la ciudad del Cusco, están expuestos a formas de solidaridad que se construyen tanto al interior como al exterior de los hospitales. Las redes de solidaridad son una consecuencia humanitaria que escapa -y sobrepasa- las jerarquías de poder del personal de salud y del propio sistema administrativo y, además, enfoca el verdadero propósito de la salud, que es sanar a la persona, luchar contra la enfermedad y ofrecer calidez humana.

Discusión

Hemos tratado de utilizar los aportes de Fassin (2004) para darle un marco analítico general a nuestra investigación. El autor argumenta que las decisiones políticas condicionan la gestión de la salud o, concretamente, el control del cuerpo. Aunque Fassin revela que las decisiones políticas determinan qué enfermedades son problemas públicos y cómo se las debe abordar, su análisis resulta muy general para nuestro propósito, ya que la variable étnica está ausente. 

Sin embargo, una propuesta que retomamos de Fassin (2004, p. 297), es la “producción del cuerpo”. Aquí, los agentes, en este caso el sistema político y de salud pública, imponen su propio sentido o criterio de atención de salud por sobre otros sistemas considerados subalternos. 

Claramente esto sucede en nuestro caso de estudio, donde el sistema de salud impone su lógica y procedimientos en contraposición a las formas propias que puedan manifestar lex pacientes indígenas amazónicos. Por ejemplo, el hospital impone el parto horizontal para las mujeres. Es un parto biolegítimo para citar a Fassin, es decir, el personal médico, con la finalidad de operativizar el nacimiento y evitar así la estadística de la muerte del recién nacido/a y de la madre, ejerce control legítimo sobre el cuerpo de la mujer antes que considerar a la persona.  

El otro asunto a tomar en cuenta es que toda imposición está en base a una relacionalidad, es decir, una institución siempre se impone en relación a otra. Pero, en este caso, la respuesta de la parte oprimida es la que nos interesa. De acuerdo a nuestras observaciones, a esta otra parte no le importa esas formas de violencia que recibe. Hasta podemos decir que la acepta, la sobrelleva y la asume, más no la reproduce ni la revierte. 

Talvez exageramos al decir que la acepta, dado que nuestro trabajo de campo ha evidenciado resistencias y desacuerdos. En todo caso, consideramos que la sobrelleva mientras está ligada al contexto, ya que esta imposición no será perenne, es decir, solo funcionará en el hospital, porque fuera de este, lex pacientes y acompañantes seguirán con su vida y regresarán a su sistema simbólico. 

Otro concepto de Fassin (2004, pp. 302-303) que es oportuno desarrollar es el de “bio-legitimidad”. Según éste, el sistema de salud da prioridad al cuerpo antes que a la persona o, dicho de otra forma, el reconocimiento de la persona pasa antes por el reconocimiento del cuerpo. Concordamos. Al sistema de salud público le interesa sanar el cuerpo y, en ese ínterin, a veces olvida a la persona. Solo le interesa la persona en cuanto requiere de ella información importante para sanar el cuerpo. Es a partir de la identificación del cuerpo enfermo que todo el sistema simbólico de la atención de salud, basado en los estereotipos étnicos, se pone en marcha solo con la finalidad de sanar el cuerpo y no enterarse de los sentimientos, deseos, aflicciones, perspectivas, anhelos de las personas o, en este caso, de lex indígenas amazónicos.

Dejemos a Fassin momentáneamente y pasemos a las propuestas provenientes de la etnografía. Consideramos que los estudios sobre la relación entre pueblos indígenas y sistema de salud público se han centrado en la vigencia o reivindicación de los conocimientos tradicionales de la salud indígena (Araujo Salas, 2017; Izquierdo & Shepard Jr., 2004) y en el trato que lex indígenas reciben del sistema de salud (Aizenberg y Baeza 2019; Cantore y Bertoni, 2021; Juárez-Ramírez et al., 2020; Mendoza (2021); Meneses-Navarro et al., 2021; Molina-Berrío et al., 2021). Sin embargo, sobre el idioma originario como término de comunicación, la solidificación del sistema de salud y la constitución de redes de solidaridad, no hemos hallado trabajos que aborden el tema desde el contexto de los pueblos indígenas amazónicos.

Aún así, nos aunamos al hallazgo de Aizenberg y Baeza (2019), en donde el sistema de salud argentino genera estereotipos que refieren a la etnicización “en clave nacional” del paciente inmigrante. Por ejemplo, en base a las características físicas del/a paciente, se determina su origen étnico o indígena, y luego de la interacción, se les marca las denominaciones de “boliviano”, “paraguayo” o “peruano”. 

En los hospitales del Cusco la situación es similar. El personal de salud primero identifica las características físicas de lex pacientes, aunque este no es un marcador preciso, porque puede confundirse con una persona de origen quechua, así que determinan el segundo marcador, que es la forma de vestir: poca ropa, sandalias, collares y aretes en la nariz. Luego viene el tercer marcador, el idioma: lex pacientes no hablan castellano ni quechua, nadie lex entiende. Entonces la conclusión es que son “nativos” o “nativas” de la selva. Listo, con esta certeza, la atención de salud tendrá sus características propias, es decir, diferenciadas del resto de lex pacientes de otro origen étnico. 

Talvez aquí sea oportuno citar a las autoras: 

En las interacciones que se dan en espacios de atención médica, predominan concepciones rígidas y exotizadas acerca de “la cultura” de los grupos migrantes…En ese sentido, la cantidad de años de residencia en Argentina [en nuestro caso el hecho que vengan de comunidades nativas], la proveniencia rural o urbana, la lengua predominante, entre otras variables, resultan fundamentales para pensar en la problematización de asimetrías y jerarquizaciones que predominan en la atención hospitalaria. (Aizenberg y Baeza, 2019, p. 261)

Hay un hallazgo de Aizenberg y Baeza (2019) con el que no concordamos. Las autoras consideran que las pacientes inmigrantes invisibilizan determinados componentes de su etnicidad para no ser juzgadas por el sistema sanitario. Eso no sucede en el caso de lex indígenas amazónicos, quienes no invisibilizan nada, aunque sean constantemente juzgadex. Llegan como son y se mantienen tal cual por más rudo, racista, excluyente o indiferente que sea el sistema sanitario. O sea que su afán no es demostrar un grado de “civilización” ni de negar su “incivilización”, simplemente son como son. Estas personas no se sienten ofendidas por las recriminaciones del personal de salud, solo lex escuchan en silencio, con un rostro inexpresivo, casi como diciendo “no entiendo lo que dices”. Los valores relacionados al “maltrato” o al “desaire” son muy distintos para ellex 

Un hallazgo que compartimos con Aizenberg y Baeza (2019), es que, como las pacientes inmigrantes en Argentina, lex pacientes indígenas amazónicos reconfiguran sus representaciones de salud y del cuidado del cuerpo en los hospitales de destino.  Bueno, no comulgamos plenamente con esta idea, ya que en nuestro caso de estudio no hablaríamos de una reconfiguración de representaciones, sino más bien de una acomodación, una adaptación y un “ceder” momentáneo. No es un ceder completo o que se mantiene durante su estadía, sino que es condicionado, es decir, lex indígenas amazónicos se acomodan a las instrucciones médicas y a las reglas de los hospitales, pero también, por momentos, las desobedecen. Por ejemplo, una mamá monolingüe, preocupada de ver a su hija recién nacida con tubos por todo el cuerpo, le quitaba las vías intravenosas de su brazo. Las enfermeras las volvían a poner, ella volvía a quitárselas y así en un juego de gato y ratón, hasta que el hospital tuvo que sacar a la mamá bajo la acusación de interrumpir el tratamiento. 

Otro ejemplo son los constantes “intentos de fuga” o escapes que lex pacientes monolingües planifican cuando están hospitalizdex. (Tranquilos, ninguno llega a salir de los pasillos del hospital porque los vence la inextricable modernidad). No solo se aburren o se sienten incomprendidos, sino que también se afligen por los familiares que dejaron, por sus animales domésticos y por el destino de sus chacras. 

Un aspecto importante que devela el estudio de Molina-Berrío et al. (2021), es la opción que toman lex pacientes de pagar los gastos que debería cubrir el seguro de salud, ya que éste demora mucho en autorizar el procedimiento. A ver, pongamos en contexto esta situación: imagínense una persona de la selva que no tiene dinero ni ganas de estar en la ciudad del Cusco y quiere irse pronto, entonces preferirá conseguir el dinero para acelerar el trámite, eximiendo así de responsabilidades al sistema de seguros. En otras palabras, “si quieres que te atiendan rápido, haz tú el gasto”. Pero ¿Qué pasa con lex pacientes indígenas monolingües en contacto inicial o los que no pueden conseguir el dinero? Entonces tienen que esperar el criterio condicionado positivo y la solidaridad. 

Pero el verdadero problema no es la demora del seguro, sino la certeza del personal de salud y administrativo de que, gracias a esa demora, el paciente terminará cubriendo la responsabilidad que le corresponde al seguro. Y esto tiene que ver con lo que denominamos la solidificación del sistema de salud, en donde el personal médico y administrativo, al unirse, dan por hecho de que el/la paciente debe asumir los huecos que presenta el sistema de seguros. Pero, felizmente, este círculo vicioso del “paga si quieres atención rápida” puede quebrarse cuando las redes de solidaridad intervienen o cuando el/la paciente obtiene el criterio condicionado positivo.

Sobre el trato, rescatamos la noción de la “banalización del sufrimiento” de Fassin (2003, p. 68). La idea central es que el personal de salud, frente a la repetición de las mismas desgracias y quejas, es decir, a la permanente exposición al sufrimiento, poco a poco pierde el afecto hacia sus pacientes. En nuestra tierra se diría “ese médico está qullu”, “duro” o “curtido”, lo que quiere decir insensible ante el dolor ajeno debido a la sobre exposición. Bajo este panorama, las expresiones de afecto o compasión se hacen cada vez más raras o se concentran en algunos casos especiales. 

Durante nuestras observaciones hemos escuchado maneras de hablar altisonantes y recriminatorias que el personal de salud dirige a lex pacientes y sus acompañantes, y en general a quien interrumpe o incomoda su trabajo. A nuestro parecer subsiste el trato gamonalista surandino, entre déspota, paternalista y exigente. Talvez se trate de un neogamonalismo médico. Aquí concordamos con los hallazgos del trabajo de Meneses-Navarro et al. (2021), donde la relación jerárquica entre el personal de salud y lex pacientes determina que el trato esté “inmerso en una estructura social estratificada que se sustenta en ideas racistas, clasistas y sexistas. Las mujeres indígenas ocupan los últimos peldaños dentro de esta estructura”. (p. 54)

Aunque la idea de la “banalización del sufrimiento” de Fassin es interesante porque explica mucho del comportamiento del personal de salud, en nuestro caso de estudio esta noción no puede servir como un marco que explique todas las formas de relación entre el personal de salud y lex pacientes. Como hemos demostrado más arriba, el personal de salud crea redes de solidaridad y, aunque subsista este gamonalismo hospitalario, hay quienes encuentran espacio para la compasión y la empatía. 

Finalmente, un hallazgo que compartimos con los trabajos de Aizenberg y Baeza (2019), Cantore y Bertoni (2021) y Mendoza (2021), es que el personal de salud de los nosocomios argentinos asocia a la mujer boliviana con la sumisión, la docilidad, la falta de higiene, la pasividad y la falta de comunicación y expresividad. Queremos acentuar la idea citando parte del testimonio de una ginecóloga-obstetra recopilado por las autoras: “Ellas son más tranquilas, más pausadas; no hacen muchas preguntas o se quedan esperando; no se animan a preguntar si necesitan algo. A uno le genera mucha impotencia el hablar y no saber qué pasa del otro lado” (Aizenberg y Baeza, 2019, p. 267). 

Pues así sucede en nuestro caso de estudio. Recordamos una anécdota: Una enfermera salía contenta luego de haber atendido a una paciente y nos dijo: “qué linda es tu pacientita, tranquila, no se queja, no pregunta, recibe tranquila el medicamento… ¡Si todas las pacientes fueran como ella la cosa sería diferente!”. Cuando le mencionamos que la paciente no hablaba ni entendía nada de castellano, al principio se sorprendió y puso una cara de “con razón no me respondía”, pero luego se alegró, porque hizo su trabajo rápido y sin ningún reclamo de por medio.  

Conclusiones

En el periodo febrero 2020 – agosto 2021 se ha incrementado la afluencia de personas de origen indígena amazónico a los hospitales de la ciudad del Cusco. Se trata, principalmente, de indígenas matsigenka monolingües que provienen del distrito de Megantoni (provincia de La Convención), quienes mantienen una relación de contacto reciente con la sociedad nacional. 

La respuesta del sistema de salud público frente a la presencia de indígenas amazónicos fue de la siguiente manera: el personal de salud valora el idioma nativo como medio de comunicación, pero no lo considera indispensable, ya que privilegia el criterio médico en vez de las explicaciones que puedan ofrecer lex pacientes sobre el estado y el tratamiento de su salud. 

Así también, el sistema de salud público, conformado por el personal de salud y el personal administrativo, opera como una entidad solidificada que pone en marcha criterios formales y condicionados para gestionar la salud de lex pacientes indígenas. 

Por otra parte, lex pacientes monolingües se dejan llevar por el trato y los procedimientos médicos establecidos por el hospital, al contrario de los bilingües, quienes ponen mayor atención al trato que reciben y, además, tienen la capacidad de discutir o contravenir las indicaciones médicas. Sin embargo, ambos, tarde o temprano, terminan delegando el poder de controlar sus cuerpos al sistema de salud. 

Finalmente, el personal de salud y agentes externos tejen redes de solidaridad y apoyo alrededor de lex pacientes y sus acompañantes, con la finalidad de realizar los trámites administrativos y sostener los gastos que lex pacientes no pueden cubrir.

Recomendaciones

Significaría mucho si el personal de salud y administrativo de los nosocomios rescata uno de los adjetivos, ya en desuso, que caracterizaba a la definición de hospital. Nos referimos a la persona que es “afable y caritativa con los huéspedes” (Real Academia Española, 2014). 

Con solo reconocer la implicancia de este adjetivo podría derrumbarse todo el esquema neogamonalista y la banalización del sufrimiento que, por el momento, caracteriza el trato del sistema de salud público. Incluso, si se alcanza esta cruzada, la solidificación del sistema podría optar por una práctica constante del criterio condicionado positivo. 

Mientras eso sucede, rescatamos algunas recomendaciones que hallamos en el trabajo de Meneses-Navarro et al. (2021): Tratar a todex con el mismo valor esencial, evitar la infantilización y el regaño, brindar información en lengua materna, evitar diminutivos como “pacientita”, “mujercita” o “hijita”, escuchar activa y respetuosamente y usar un traductor institucional.

También rescatamos las recomendaciones de Molina-Berrío et al. (2021, p. 8): Implementar guías indígenas bilingües, incluir personal de salud indígena, realizar adaptaciones en el hospital para que lex pacientes y acompañantes estén en un ambiente físico similar al de su hogar y facilitar la relación con los agentes de la medicina tradicional. 

Otras recomendaciones que proponemos son: Elaborar un aplicativo para celular que traduzca palabras del matsigenka al castellano y viceversa, en tiempo real, permitiendo así una comunicación fluida; realizar cursos o pasantías de inmersión amazónica dirigidas al personal de salud, especialmente a lex jóvenes residentes, internistas y practicantes; y conformar una red social integrada por indígenas amazónicos (varones y mujeres) que viven en la ciudad del Cusco, quienes brindarían soporte moral a lex pacientes internados en el hospital. 

Así también, sugerimos algunas acciones prácticas e inmediatas. La primera es incluir en el pizarrín que cuelga en la cabecera de la cama de lex pacientes información que permita al personal de salud actuar de manera diferenciada, por ejemplo, escribir que se trata de una persona nativa monolingüe y agregar el número telefónico del/la traductor/a. 

Otra sugerencia es que la administración del hospital permita el ingreso de dos personas para visitar a los/as pacientes monolingües, porque una es su familiar, también monolingüe, y la otra es el/la traductor/a, quien sirve de intermediario y realiza las gestiones administrativas. 

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Versión de Alejandro (Darikiking) Jahuanchi. Desde su origen, los pueblos indígenas, como los Wachiperi, Toyeri, Sapiteri y Arakmbut del Cusco y Madre de Dios, son todos hijos de la noche e hijos del día. Cuando después de la oscuridad se hizo la luz y el Ojo Universal (El Sol) iluminó la tierra, apareció la humanidad y con ella aparecieron los animales antiguos como el jaguar, la serpiente, el oso, el mono. Las aves aparecieron después y son fruto del árbol de Wanamey, y son la procreación de Wanamey. Durante muchos, muchos años vivieron inocentes, no conocían el pecado ni el mal, ni había diferencias de ideas políticas, ni guerras, todos vivían en armonía y en paz. Los animales y los hombres vivían  juntos sin miedo los unos de los otros, todo era armonía, convivían juntos, pero cuando el hombre comienza a desarrollarse culturalmente empieza el desequilibrio, las guerras y el desorden, los abusos y los asesinatos, los hombres y los animales dejan de convivir y comienzan a mat

Los extinguidores de la cultura Wachiperi

Hace más de 10 años que conozco a los habitantes de la comunidad nativa de Queros, y recientemente a los de Santa Rosa de Huacaria, en el distrito de Kosñipata, provincia de Paucartambo, Cusco. Ambos comparten un hilo cultural que se está debilitando paulatinamente hasta quebrarse si antes no ponemos los puntos en claro. En estas comunidades viven los indígenas amazónicos autodenominados Wachiperi, antes conocidos como Huachiperis, que son una rama dialectal del pueblo Harakbut. Los antropólogos y otros especialistas de la cultura han determinado que los Wachiperi están volteando la indeseable curva de la extinción cultural. La población quechua y mestiza local, y en general la opinión pública, también advierten sobre la "pérdida de la identidad indígena”, incluso, dada la situación, los niegan como indígenas. Así pues, es consenso entre los extraños que los Wachiperi están en extinción. Por momentos este discurso científico y popular alcanzó las mentes de los Wachiperi, quien

Gobierno Territorial Autónomo de la Nación Wampis. Comentarios a su estatuto

Hace algunas semanas leí que se había formado el "Gobierno Territorial Autónomo de la Nación Wampis". La noticia me llamó la atención de inmediato. La idea responde a un intento de aplicar el Convenio 169 de la OIT y la Declaración de las Naciones Unidas para los Derechos de los Pueblos Indígenas en un país como el Perú. Esto es inédito, considerando que estamos frente a un Estado mestizo, centralista, excluyente y ampliamente condicionado por una democracia liberal. Así que la sola idea de un Gobierno Autónomo, cuyo territorio estaría controlado por un grupo de indígenas amazónicos, es revolucionaria. Al menos esa fue la primera sensación que tuve al leer el titular de la noticia, pero cuando revisé el estatuto me di cuenta de que estaba frente a un escenario bastante conservador. Es cierto que el documento es una fórmula legal específica y novedosa, pero se somete a la soberanía y a las leyes del Estado peruano. El aspecto específico o particular es la inclusión de

Cada vez hay menos pescado en el río Urubamba

Porque antes se pescaba para comer y ahora se pesca para vender ¿Por qué las comunidades nativas del Bajo Urubamba se quejan de que ya no hay pescado como antes? ¿Por qué el nativo requiere más tiempo o tiene que recorrer mayores distancias para pescar? La respuesta está en la creciente demanda de pescado para el consumo local ¿De dónde viene esa demanda? ¿Qué la genera? Claramente son los efectos indirectos de las actividades extractivas, específicamente del proyecto de gas de Camisea.  Como uno se puede imaginar las empresas que conforman el Consorcio Camisea operan con una logística impresionante a lo largo del río Urubamba. Diariamente transcurren botes fuera de borda y embarcaciones de gran capacidad de carga conocidas como "chatas". A esto se suman los botes de la Municipalidad Distrital de Echarati, que pasan y repasan el Pongo de Mainique hacia el Bajo Urubamba para abastecer las obras de infraestructura financiadas por el canon. ¿Acaso el constante movi